EL BEHAVIORISMO
EN LA CIENCIA POLÍTICA
Frank Sánchez H.[1]
Después
de la primera guerra mundial, en el marco de la tradición cultural anglosajona
y especialmente de la norteamericana, tomaron cuerpo nuevas percepciones de la
actividad política, alejadas ya definitivamente del formalismo jurídico y
tendentes a profundizar aún más en el
realismo, por el contrario en Europa continuara el predominio de las
orientaciones jurídicas, pero que sin duda alguna aportarían en el desarrollo
de ésta.
1.
DEFINICIÓN:
Para comenzar este análisis sobre el
behaviorismo tenemos que definir el término y diferenciarlo de otros conceptos
similares. Van Dyke hace una diferenciación entre los términos ciencias behavioristas, conducta política y enfoque behaviorista, las ciencias
behavioristas son todas aquellas ciencias que estudian la conducta de los
animales, en especial del hombre. El termino conducta política es el estudio de la política y no el estudio de
una subdivisión o aspecto de la política. Un enfoque behaviorista se distingue fundamentalmente por la
naturaleza del propósito que está destinado a cumplir, es decir, desarrollar
generalizaciones acerca de la conducta política, para presentar hipótesis
acerca de relaciones, para descubrir uniformidades o leyes de regularidad y
para sugerir teorías; cuanto más alto sea el nivel de generalización, mejor. Un
enfoque behaviorista se distingue también por los métodos empleados, deben
permitir la replicación obteniendo el mismo resultado. Tomadas las
connotaciones anteriores como propósito y método, un enfoque behaviorista ha
venido también ha identificarse con el
tipo de pregunta planteada por el tipo de encuesta intentada, basándose en la
descripción y no afirmaciones normativas o prescriptivas.[2]
Francisco Miro quesada Rada sostiene que
según este enfoque no es posible analizar y conocer la realidad política solo a
partir del estudio de los textos constitucionales, por consiguiente, hay que
estudiar las actitudes políticas, la
conducta y el comportamiento político de los individuos y grupos que
interactúan en la sociedad.[3]
Easton, dando un paso mucho mas
gigantesco y nutrido ampliamente con aportaciones antropológicas y
sociológicas, atento a las aportaciones de la cibernética más que de la
economía, se mueve en búsqueda de los elementos que hagan el análisis de la
política lo mas científico posible. En este camino, el encuentro crucial se
produce con el comportamentismo. Nacido y desarrollado en el estudio de la
psicología el comportamentismo en la política se caracteriza por un lado por la
insistencia que pone en la necesidad de observar y analizar los comportamientos
concretos de los actores políticos y por otro por el recurso a técnicas
especificas tales como entrevistas, sondeos de opinión, análisis de contenido,
simulaciones, hasta las más refinadas cuantificaciones. Según Easton, caminando
en esta dirección es como el análisis de la política puede aproximarse a ser
ciencia.[4]
2.
DESARROLLO
HISTORICO:
El acontecimiento intelectual más
importante de la ciencia política estadounidense, fue el movimiento de la
“nueva ciencia de la política”, aun cuando esta idea de que la política podía
estudiarse en forma científica había sido impulsada por Burgess y sus colegas
durante los años formativos, pero no fue hasta 1921 cuando el cientificismo
surgió como una tendencia verdaderamente significativa. A partir de entonces se
desarrollo en forma desigual creciendo y deteniéndose, hasta que alcanzo
renovados bríos hacia el final del periodo. Más aun, a lo largo de este cuarto
de siglo, esta corriente siguió siendo esencialmente una tendencia intelectual
amorfa, casi ambigua.
El defensor más importante de una
ciencia de la política fue Charles E. Merriam, su ensayo “The
Present State of the Study of Politics” condujo a la creación de un Comité de
la Asociación sobre Investigación Política, a la celebración de tres
conferencias nacionales sobre la ciencia de la política y posteriormente a la
creación del Consejo de investigación en las Ciencia Sociales.
Merriam propuso una reconstrucción de
los métodos de estudio de la ciencia
política y la obtención de mejores resultados en los campos teóricos y
prácticos, orientando hacia estos fines, proyecto una audaz “ciencia nueva” de
la política. La mayoría de científicos
planteaban sus problemas en términos hipotéticos, luego desarrollaban
evidencias precisas en un esfuerzo por establecer o rechazar sus hipótesis.
Merriam observo que los miembros de su misma profesión no tendían a proceder de
esta manera.
Merriam introdujo nuevos métodos de
investigación de otras disciplinas que podrían aplicarse con beneficio a las
cuestiones políticas, una de ellas era la estadística y la otra la psicología.
Su intención no era restar importancia a los enfoques históricos, comparativos
y legalistas de la política. Por el contrario, el conocimiento proporcionado
por estos enfoques habría de dar pauta al estudio de los problemas que
necesitaban medición y comprobación precisas.
La búsqueda que Merriam emprendió, de
una ciencia política, surgió de su preocupación por la política social y no del
deseo de obtener conocimiento por sí mismo, una ciencia de la política
permitiría “un control más inteligente del proceso de gobierno y facilitaría el
control consciente de la evolución humana hacia el que la inteligencia se mueve
en todos los aspectos de la vida.
Otro defensor de la ciencia política fue
William
Bennett Munro, fue mucho más explicito que Merriam al subrayar la
deseabilidad y posibilidad de establecer leyes fundamentales de conducta
política. Estas leyes podrían colocarse en una posición más clara si el
científico político abandonara su unió metodológica con filósofos y sociólogos,
cuya compañía ha mantenido en detrimento de su propia búsqueda de la verdad y
adoptar en cambio la metodología y objetividad de los científicos.
Un tercer exponente del cientificismo
fue G.E.G.
Catlin, quien sostenía que la política a diferencia de la historia
podía estudiarse científicamente. Mientras que Merriam busco en la psicología y
estadística, y Munro en la física, Catlin volvió su atención hacia la economía
clásica como modelo. Así como en la economía se había gestado un hombre
económico, la ciencia política debía partir del Estado a una construcción
abstracta: el hombre político. Catlin insistía en que una verdadera ciencia
política estaba necesariamente libre de valores.
Pero así como se gestaba una tendencia
hacia el cientificismo, paralela a esta se desarrollo una tendencia anti
behaviorista, probablemente, la acusación de mayor alcance contra el
cientificismo, fue la presentada por William Yandell Elliot, quien
sostenía que la ciencia política no tiene
una unidad constante que se preste a variables mensurables, no puede ser
tratada a través de abstracciones universalizadas, se ocupa de fenómenos que de
manera esencial son únicos, no permite la experimentación trata con procesos
que son irremediablemente complejos, y debe responder por seres humanos
capaces de suficiente “autodirección e
innovación en el ajuste social” como para confundir a “rígidas leyes
determinísticas”.
Edward S. Corwin compartía los
puntos de vista de Elliot, sobre los obstáculos de la experimentación en la
ciencia política. Pero lo que más le preocupaba era el problema de neutralidad
ética y normativa, caso que pasaba con las ciencias naturales las cuales eran
escazas en valores, por lo cual los científicos políticos deberían mantener sus
antiguas posturas, por lo cual su afirmación: “la tarea principal de la
disciplina consiste en la crítica y educación respecto a los verdaderos fines
del estado y la manera de alcanzarlos mejor”.
Charles A. Beard manifestaba un
espíritu más creativo en la ciencia política, Beard sostiene que el tiempo y la
tecnología están devorando el viejo orden y remodelando convulsivamente
sistemas sociales para formar siempre nuevos y variados modelos. Por lo cual su
advertencia:”debemos tratar de llevar nuestra conciencia a una relación tan intima
con el desarrollo del mundo que, por medio del esfuerzo creativo, podemos
ayudar a preparar mejor a nuestros estudiantes y a través de ellos a toda la
nación en su destino”.
Este sería el desarrollo del behaviorismo
originario, ya que nuestro análisis abarca solo este periodo, el cual se podría
culminar con el estudio de David Easton,
quien sometió a revisión el behaviorismo originario, Easton intenta superar los
escollos e insuficiencias de este, pero realmente Easton no formulo una nueva
teoría, puesto que su esquema era una aplicación de la Teoría General de
Sistemas al ámbito de la política, pero su planteamiento permitió una
ordenación del fragmentado universo behaviorista de la etapa anterior.[5]
3.
FACTORES DEL
DESARROLLO BEHAVIORISTA:
Los factores que influyeron en el
desarrollo de este enfoque, tanto factores externos, como factores internos,
podemos mencionar entre los más importantes:
A.
En
medida que progresaba la sociedad se empezó a extender la creencia de que
lograr un conocimiento sistemático de la sociedad estaba al alcance de
la mano. Nuevas posturas surgirían desde esta perspectiva, como positivista y
empirista, quienes influirían en el
desarrollo de las ciencias sociales.
B.
El
desarrollo de técnicas de investigación
seria el segundo factor que influiría en el desarrollo behaviorista. La
introducción de nuevas metodologías como la estadística y psicología, dan una
nueva perspectiva al investigador de no solo basarse en los libros, sino de
observar el fenómeno político.
C.
El
tercer factor político fue el fin práctico y sus fines para aplicaciones
utilitarias. El apoyo de grandes fundaciones
filantrópicas como Carnegie, Rockefeller y más recientemente Ford.
D.
Un
cuarto factor es el papel que desarrollo Charles E. Merriam en la presidencia
de la American Political Science Association y en la Universidad de Chicago,
con él el departamento de Ciencia Política se convirtió en el centro de lo que
más tarde se llamaría método conductista y del cual se formaría una nueva generación
que continuarían este ambicioso proyecto.
4.
PRINCIPIOS
BEHAVIORISTAS:
A.
La
importancia del método: la ciencia política debería volverse más consiente de
sí mismo y más crítica con respecto a su
metodología. Sus profesionistas deben desarrollar una mayor familiaridad con
instrumentos como el análisis multivariado, las encuestas por muestreo, los
modelos matemáticos y la simulación estadística.
B.
Los
datos: deben cuantificarse y los hallazgos
deben basarse en datos cuantificables. En el análisis final, el
conductismo sostiene que solo la cuantificación puede hacer posible el
descubrimiento y establecimiento preciso de relaciones y regularidades.
C.
Búsqueda
de un lenguaje especializado.
D.
Negación
de toda la política tradicional: la ciencia política debe ocuparse de los
fenómenos que en realidad pueden ser observados. Esta conducta puede ser de
individuos y/o agregados políticos. El conductismo rechaza el enfoque
institucional por que es imposible estudiar la conducta institucional.
E.
El
estudio de fenómenos políticos como son y no el valor de estos o como deberían
de ser.
5.
CRÍTICAS AL
BEHAVIORISMO:
Como antes, esta critica debe comenzar
con la advertencia de que no todos los anti conductistas sostiene este punto de
vista y de que pocos se inclinarían por llevar sus argumentos hasta sus
extremos lógicos. Con esto en mente podemos mencionar los siguientes:
A.
La
ciencia política no es, ni se trata de que llegue a ser, una ciencia en
cualquier sentido realista del término, por que los fenómenos con los que
tratan los científicos políticos no se presentan a un estudio riguroso. Además
la ciencia política no puede sujetarse a los requerimientos de la investigación
experimental. No pueden establecerse “leyes” de conducta política para un ser
tan sensible como el hombre, ya que es libre de modificar sus acciones para
obedecer o violar tales leyes una vez que se hallan establecido.
B.
La
conducta política pública solo cuenta una parte de la historia. Para comprender
lo que hacen, es necesario ir más allá o detrás de la conducta observable, el
anti conductismo sostiene que la mayor parte de la vida política se encuentra debajo de la superficie de la
acción humana y no puede comprenderse directamente.
C.
La
cuantificación requiere de conceptos precisos y de una métrica confiable, pero
la ciencia social no tiene ninguna de las dos cosas; en cuanto a las
matemáticas ¿Cómo podemos reducir a términos matemáticos lo que es a la vez
impreciso e inconmensurable?
D.
Los
temas políticos significativos involucran temas morales y éticos, si la
disciplina diera la espalda a estos asuntos, tendría muy poca justificación
para continuar existiendo.
BIBLIOGRAFÍA:
1.
Benson,
Oliver. El laboratorio de la Ciencia
Política. Ed. Amorrortu, Buenos Aires, 1974.
2.
David Marsh y Gerry Stoker, Teoría y métodos de la
Ciencia Política, London, Macmillan Press Ltd. Pag. 7-13.
3.
Easton,
David. Esquema para el análisis político. Ed. Amorrortu, Buenos Aires 1969.
4.
Harto de Vera, Fernando; Ciencia Política y Teoría
Política Contemporáneas. Una relación problemática. Ed. Trotta, Madrid. 2005.
5.
Miro Quesada Rada, Francisco; Introducción a la
Ciencia Política, T. I y II, Ed. Cultural Cusco, Lima, 1994.
6.
Somit, Albert y Tanenhaus, Joseph. El desarrollo de
la Ciencia Política estadounidense. Ed. Gernika, México D.F., 1988.
7.
Van Dyke, Vernon; Ciencia Política: un análisis
Filosófico, Ed. Tecnos, Madrid, 1962.
[1]
Estudiante de la escuela de Ciencia Política de la Universidad Nacional
Federico Villarreal (UNFV); Frank_sanchezcp@hotmail.com;
trabajo presentado para el curso “Escuelas y corrientes de la Ciencia
Política”, 2011.
[2] Van Dyke, Vernon. Ciencia política: un
análisis filosófico. Pag.177.
[3]
Miro Quesada Rada, Francisco. Introducción a la ciencia Política. Pag.76.
[4]
Pasquino, Gianfranco. Manual de Ciencia Política. Pag.19.
[5]
Easton, David. Esquema para el análisis político. Ed. Amorrortu, Buenos Aires
1969.
me ha gustado.
ResponderEliminarExiste el karma social y de las naciones, escrtables si por el juez eterno, de todos los andares raciales de bípedo de la superficie terrestre. Podéis jugar a los dados con las nada, y especular sobre su comportamiento, pero primara la verdad del juez eterno omm
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