domingo, 2 de diciembre de 2012

ORIGEN DEL SISTEMA POLÍTICO.


ORIGEN DEL SISTEMA POLÍTICO
Frank Sánchez H[1]

“No hay un modo único de conceptualizar cualquier esfera importante de la conducta humana que tenga en cuenta toda su diversidad y complejidad.”
                                        David Easton.[2]   

La teoría general de sistemas  o teoría de sistemas es un esfuerzo de estudio interdisciplinario que trata de encontrar las propiedades comunes a entidades llamadas sistemas. Que  se desarrolla en la Biología con una concepción organicista y que influirá en las diversas Ciencias Sociales. Su puesta en marcha se atribuye al biólogo austriaco Ludwig Von Bertalanffy, quien acuño la denominación a mediados del siglo XX. En este informe abarcaremos el desarrollo de la Teoría  general de sistema como sus inicios, evolución y resultados, así también se llegara a la conclusión de si el Sistema Político es creado por el investigador o tiene existencia real, y concluiremos con algunas críticas a la teoría sistémica de la política.

1.    DESARROLLO HISTÓRICO DE LA TEORÍA GENERAL DE SISTEMA:

El enfoque sistemático  se ha trasladado al campo de las ciencias sociales de otros campos del conocimiento,  como la biología y la ingeniería. No es en realidad, un enfoque absolutamente nuevo y original. Ya en las obras de antiguos pensadores  griegos, Hobbes, Leibniz, hasta Marx y Engel, encontramos  ocasionales referencias a la existencia de Sistemas, en los que existe interdependencia entre los elementos componentes

Pero también encontramos antecedentes más directos como Durkheim y Malinowski, pero la sistematización teórica más amplia y rigurosa del enfoque sistemático, de la que derivan todas sus aplicaciones modernas conocidas en nuestro campo, es la desarrollada en la década de los años treinta por Ludwig Von Bertalanffy, bajo el nombre de Teoría General de los Sistemas.

Ludwig Von Bertalanffy veía en la concepción  totalizadora de la biología (denominada organicista) el esquema que conceptualizaba al organismo como un sistema abierto, en constante intercambio con otros sistemas circundantes por medio de complejas interacciones. Esta concepción dentro de una Teoría General de la Biología fue la base para su Teoría General de Sistemas.

“su objeto central es la formulación y derivación de aquellos principios que son validos para todo sistema general”, Bertalanffy añade, “…. La elaboración de la teoría sistémica general probará ser un paso fundamental para la unificación de la ciencia”. [3] Se trata en definitiva, de una concepción científica con fuerte vocación holística, cuyo concepto central es considerado también por algunos críticos como vago, difuso y metafísico.

Talcott Parsons, sociólogo estadounidense, asegura que las sociedades tienden a la auto regulación  así también como  a la interacción constante de todo sus elementos. La autosuficiencia de una sociedad está marcada por las necesidades básicas entre las que se pueden encontrar el preservar el orden social, la educación como socialización, etc.

Parsons  desarrollo la Teoría de la Acción, en la que considera cuatro imperativos funcionales necesarios para todo tipo de sistema, la adaptación, la capacidad para alcanzar metas, la integración y el mantenimiento de patrones.

 En su Teoría  sistémica, Parsons analiza a cada sistema con cierto grado de jerarquía, y consideraba que el sistema que englobaba todo era el Sistema Cultural, el cual regulaba las orientaciones y dentro de este sistema general se encontraba el Sistema Social. Parsons sostiene que el sistema social se encuentra estructurado en relación a sus cuatro funciones, la función de adaptación  estaba relacionada con la economía, la capacidad para alcanzar metas estaba determinada por la política, la integración estaba dada por la comunidad y el mantenimiento de patrones por la endoculturación, solo  interactuando entre sí funcionan como sistema.

Robert Merton, influenciado por las teorías de Parsons, realizara un análisis microscópico de la sociedad, analizando las partes que la integran y la relación entre ellas. Merton considera a la estructura como un sistema de relaciones relativamente estables entre las partes de un conjunto, y la estabilidad deriva de la permanencia de los actos sociales más allá de las personas.
Los elementos que integran el sistema son subsistemas interdependientes, que cumplen funciones sociales necesarias para el funcionamiento, regularidad y estabilidad de todo el sistema. Cada subsistema cumple una función. Si cumple con sus objetivos se le denomina funcional, y, en caso contrario, disfuncional.

David Easton, politólogo canadiense, presenta interés por la estabilidad y el orden por los mecanismos que posibilitan la persistencia de los sistemas políticos en un mundo de cambios y tensiones. Es por ello que en 1953 público su Teoría del Sistema Político, en donde establecía las diferencias entre las interacciones políticas de todas las interacciones sociales  que se orientan predominantemente hacia la asignación autoritaria de valores para una sociedad, con lo cual define que el sistema político es aquel que distribuye valores a la sociedad.

Karl Deutsh, retoma las ideas de Easton y plantea la idea de un sistema político como un conjunto capaz de auto dirigirse a partir de las respuestas que recibe del medio ambiente en el cual actúa, es decir que intenta satisfacer las necesidades de la sociedad.

Deutsh influenciado por la Teoría de la Información y Cibernética, identifica tres factores fundamentales para la perduración de toda sociedad o cultura: el desarrollo, la adaptabilidad y la capacidad de aprendizaje. El desarrollo es un incremento en la  existencia y articulación de elementos para los fines propios del sistema, y abarca varias dimensiones (los recursos humanos, el desarrollo económico, la disponibilidad de recursos materiales y humanos, etc.), la adaptabilidad se expresa en el modo flexible de asumir las nuevas tensiones o desafíos originados en el ambiente y se relaciona con la capacidad de aprendizaje, está a su vez, se manifiesta en la capacidad de orientarse hacia la búsqueda de nuevos objetivos y la capacidad de realizar modificaciones  estructurales.

Deutsh, finalmente afirma que es una característica de la política y los sistemas políticos de occidente es el hecho de haber desarrollado diversas técnicas cuya función o misión es  acelerar la innovación y el aprendizaje social.[4]

G.A. Almond y G.B. Powell, científicos políticos estadounidenses, son los que definieron las funciones más importantes del sistema político, como la articulación de intereses, la agregación de intereses, reglas, aplicación de reglas, adjudicación política, comunicación política, etc.[5]

Como se puede constatar  la Teoría de los Sistemas Políticos, surge a partir de una revolución teórica que se da entre los años 1950 y 1960, debido entre otras cosas a la insuficiencia del enfoque de la política comparada desarrollada hasta entonces, y sus tendencias como el parroquialismo, ya que se limito mucho tiempo al área Europea; el predominio del enfoque configurativo cuyo objeto consistía en analizar y definir características peculiares de determinados sistemas políticos y el formalismo de la disciplina, ya que la mayor parte de los estudios se limitaron  a las instituciones, normas legales y sus reglamentos descuidando las conductas, interacciones, ejecuciones, etc.

2.    CONCLUSIONES:

En el campo de la Ciencia Política, el concepto de Sistema Político fue elaborado como un modelo Teórico, es decir como una abstracción de la realidad política que se quiere explicar, para la cual se le simplifica, reduciéndola a sus rasgos  considerados fundamentales (elementos básicos  y relaciones entre esos elementos) con el fin de hacerla inteligible.

Por otra parte no es el único modelo posible. Dentro del panorama teórico global, está ubicado en uno de los  tipos de modelo existentes, denominados “modelos de integración y de orden”, en contraposición   a los denominados “modelos de conflicto”. Esto no solo tiene  implicaciones teóricas sino también ideológicas y cosmovisionales.


3.    CRÍTICA  A LA TEORÍA SISTÉMICA  POLÍTICA:

David Easton permanece, en lo fundamental, muy cerca de la teoría Sistémica General. A pesar de que su motivación principal es posibilitar la investigación politológica empírica, uno de los puntos más débiles de su teoría se relaciona justamente con este punto, su difícil y a veces imposible operacionalización.

Dos deficiencias  recurrentes pueden encontrarse  en este aspecto en todo su trabajo: primero, las aplicaciones empíricas de su marco teórico son dejadas por él para ser realizadas en el futuro, y segundo, formula muchas definiciones, pero ninguna de ellas resulta plenamente operativa. Easton no indica cómo hacerlas operativas en el momento de realizar una investigación empírica.

Hasta ahora nadie ha logrado una verdadera investigación científica empírica sistemática de orientación cuantitativa, en el campo de la política.

Dentro de las crítica del funcionalismo estructural, se le crítica su postura conservadora, pues considera que son funcionales los factores que preservan la existencia de un determinado sistema.

En consideración con el cambio social, esta teoría se limita gravemente, pues le impide explicarse dicho cambio.

El funcionalismo estructural no advierte la existencia de la estructura económica de la sociedad.

BIBLIOGRAFÍA: 

1.    Almond G. y Powell G.B. Política Comparada: Una concepción evolutiva, Ed. Paidos, Buenos Aires, 1966.
2.    Deutsh, Karl. Política y Gobierno, México, FCE, 1976.
3.    Deutsh, Karl. Los nervios del gobierno, México, FCE, 1985.
4.    Easton, David. Esquema para el análisis Político, Ed. Amorrortu, Buenos Aires, 1969.
5.    López, Ángel G. Las Teorías de Sistemas en el estudio de la cultura política, Redalyc, 2008.
6.    Von Bertalanffy, Ludwig. Teoría General de los Sistemas, México, FCE, 1981.



[1] Estudiante de la escuela de Ciencia Política de la Universidad Nacional Federico Villarreal (UNFV); Frank_sanchezcp@hotmail.com; trabajo presentado para el curso “Escuelas y corrientes de la Ciencia Política”, 2011.
[2] Easton, David. Esquema para el análisis Político, Ed. Amorrortu, Buenos Aires, 1969.
[3] Von Bertalanffy, Ludwig. Teoría General de los Sistemas, México, FCE, 1981.
[4] Deutsh, Karl. Política y Gobierno, México, FCE, 1976.
[5] Almond G. y Powell G.B. Política Comparada: Una concepción evolutiva, Ed. Paidos, Buenos Aires, 1966.

EL BEHAVIORISMO EN LA CIENCIA POLÍTICA


EL BEHAVIORISMO EN LA CIENCIA POLÍTICA
Frank Sánchez H.[1]
Después de la primera guerra mundial, en el marco de la tradición cultural anglosajona y especialmente de la norteamericana, tomaron cuerpo nuevas percepciones de la actividad política, alejadas ya definitivamente del formalismo jurídico y tendentes a profundizar  aún más en el realismo, por el contrario en Europa continuara el predominio de las orientaciones jurídicas, pero que sin duda alguna aportarían en el desarrollo de ésta.

1.      DEFINICIÓN:

Para comenzar este análisis sobre el behaviorismo tenemos que definir el término y diferenciarlo de otros conceptos similares. Van Dyke hace una diferenciación entre los términos ciencias behavioristas, conducta política y enfoque behaviorista, las ciencias behavioristas son todas aquellas ciencias que estudian la conducta de los animales, en especial del hombre. El termino conducta política es el estudio de la política y no el estudio de una subdivisión o aspecto de la política. Un enfoque behaviorista se distingue fundamentalmente por la naturaleza del propósito que está destinado a cumplir, es decir, desarrollar generalizaciones acerca de la conducta política, para presentar hipótesis acerca de relaciones, para descubrir uniformidades o leyes de regularidad y para sugerir teorías; cuanto más alto sea el nivel de generalización, mejor. Un enfoque behaviorista se distingue también por los métodos empleados, deben permitir la replicación obteniendo el mismo resultado. Tomadas las connotaciones anteriores como propósito y método, un enfoque behaviorista ha venido también ha identificarse  con el tipo de pregunta planteada por el tipo de encuesta intentada, basándose en la descripción y no afirmaciones normativas o prescriptivas.[2]

Francisco Miro quesada Rada sostiene que según este enfoque no es posible analizar y conocer la realidad política solo a partir del estudio de los textos constitucionales, por consiguiente, hay que estudiar  las actitudes políticas, la conducta y el comportamiento político de los individuos y grupos que interactúan en la sociedad.[3]

Easton, dando un paso mucho mas gigantesco y nutrido ampliamente con aportaciones antropológicas y sociológicas, atento a las aportaciones de la cibernética más que de la economía, se mueve en búsqueda de los elementos que hagan el análisis de la política lo mas científico posible. En este camino, el encuentro crucial se produce con el comportamentismo. Nacido y desarrollado en el estudio de la psicología el comportamentismo en la política se caracteriza por un lado por la insistencia que pone en la necesidad de observar y analizar los comportamientos concretos de los actores políticos y por otro por el recurso a técnicas especificas tales como entrevistas, sondeos de opinión, análisis de contenido, simulaciones, hasta las más refinadas cuantificaciones. Según Easton, caminando en esta dirección es como el análisis de la política puede aproximarse a ser ciencia.[4]

2.      DESARROLLO HISTORICO:

El acontecimiento intelectual más importante de la ciencia política estadounidense, fue el movimiento de la “nueva ciencia de la política”, aun cuando esta idea de que la política podía estudiarse en forma científica había sido impulsada por Burgess y sus colegas durante los años formativos, pero no fue hasta 1921 cuando el cientificismo surgió como una tendencia verdaderamente significativa. A partir de entonces se desarrollo en forma desigual creciendo y deteniéndose, hasta que alcanzo renovados bríos hacia el final del periodo. Más aun, a lo largo de este cuarto de siglo, esta corriente siguió siendo esencialmente una tendencia intelectual amorfa, casi ambigua.

El defensor más importante de una ciencia de la política fue Charles E. Merriam, su ensayo “The Present State of the Study of Politics” condujo a la creación de un Comité de la Asociación sobre Investigación Política, a la celebración de tres conferencias nacionales sobre la ciencia de la política y posteriormente a la creación del Consejo de investigación en las Ciencia Sociales.

Merriam propuso una reconstrucción de los métodos  de estudio de la ciencia política y la obtención de mejores resultados en los campos teóricos y prácticos, orientando hacia estos fines, proyecto una audaz “ciencia nueva” de la política. La mayoría de científicos  planteaban sus problemas en términos hipotéticos, luego desarrollaban evidencias precisas en un esfuerzo por establecer o rechazar sus hipótesis. Merriam observo que los miembros de su misma profesión no tendían a proceder de esta manera.

Merriam introdujo nuevos métodos de investigación de otras disciplinas que podrían aplicarse con beneficio a las cuestiones políticas, una de ellas era la estadística y la otra la psicología. Su intención no era restar importancia a los enfoques históricos, comparativos y legalistas de la política. Por el contrario, el conocimiento proporcionado por estos enfoques habría de dar pauta al estudio de los problemas que necesitaban medición y comprobación precisas.

La búsqueda que Merriam emprendió, de una ciencia política, surgió de su preocupación por la política social y no del deseo de obtener conocimiento por sí mismo, una ciencia de la política permitiría “un control más inteligente del proceso de gobierno y facilitaría el control consciente de la evolución humana hacia el que la inteligencia se mueve en todos los aspectos de la vida.

Otro defensor de la ciencia política fue William Bennett Munro, fue mucho más explicito que Merriam al subrayar la deseabilidad y posibilidad de establecer leyes fundamentales de conducta política. Estas leyes podrían colocarse en una posición más clara si el científico político abandonara su unió metodológica con filósofos y sociólogos, cuya compañía ha mantenido en detrimento de su propia búsqueda de la verdad y adoptar en cambio la metodología y objetividad de los científicos.

Un tercer exponente del cientificismo fue G.E.G. Catlin, quien sostenía que la política a diferencia de la historia podía estudiarse científicamente. Mientras que Merriam busco en la psicología y estadística, y Munro en la física, Catlin volvió su atención hacia la economía clásica como modelo. Así como en la economía se había gestado un hombre económico, la ciencia política debía partir del Estado a una construcción abstracta: el hombre político. Catlin insistía en que una verdadera ciencia política estaba necesariamente libre de valores.

Pero así como se gestaba una tendencia hacia el cientificismo, paralela a esta se desarrollo una tendencia anti behaviorista, probablemente, la acusación de mayor alcance contra el cientificismo, fue la presentada por William Yandell Elliot, quien sostenía que la ciencia política no tiene  una unidad constante que se preste a variables mensurables, no puede ser tratada a través de abstracciones universalizadas, se ocupa de fenómenos que de manera esencial son únicos, no permite la experimentación trata con procesos que son irremediablemente complejos, y debe responder por seres humanos capaces  de suficiente “autodirección e innovación en el ajuste social” como para confundir a “rígidas leyes determinísticas”.

Edward S. Corwin compartía los puntos de vista de Elliot, sobre los obstáculos de la experimentación en la ciencia política. Pero lo que más le preocupaba era el problema de neutralidad ética y normativa, caso que pasaba con las ciencias naturales las cuales eran escazas en valores, por lo cual los científicos políticos deberían mantener sus antiguas posturas, por lo cual su afirmación: “la tarea principal de la disciplina consiste en la crítica y educación respecto a los verdaderos fines del estado y la manera de alcanzarlos mejor”.

Charles A. Beard manifestaba un espíritu más creativo en la ciencia política, Beard sostiene que el tiempo y la tecnología están devorando el viejo orden y remodelando convulsivamente sistemas sociales para formar siempre nuevos y variados modelos. Por lo cual su advertencia:”debemos tratar de llevar nuestra conciencia a una relación tan intima con el desarrollo del mundo que, por medio del esfuerzo creativo, podemos ayudar a preparar mejor a nuestros estudiantes y a través de ellos a toda la nación en su destino”.

Este sería el desarrollo del behaviorismo originario, ya que nuestro análisis abarca solo este periodo, el cual se podría culminar con el estudio de  David Easton, quien sometió a revisión el behaviorismo originario, Easton intenta superar los escollos e insuficiencias de este, pero realmente Easton no formulo una nueva teoría, puesto que su esquema era una aplicación de la Teoría General de Sistemas al ámbito de la política, pero su planteamiento permitió una ordenación del fragmentado universo behaviorista de la etapa anterior.[5]

3.      FACTORES DEL DESARROLLO BEHAVIORISTA:

Los factores que influyeron en el desarrollo de este enfoque, tanto factores externos, como factores internos, podemos mencionar entre los más importantes:

A.    En medida que progresaba la sociedad se empezó a extender la creencia  de que  lograr un conocimiento sistemático de la sociedad estaba al alcance de la mano. Nuevas posturas surgirían desde esta perspectiva, como positivista y empirista, quienes  influirían en el desarrollo de las ciencias sociales.

B.     El desarrollo de técnicas de investigación  seria el segundo factor que influiría en el desarrollo behaviorista. La introducción de nuevas metodologías como la estadística y psicología, dan una nueva perspectiva al investigador de no solo basarse en los libros, sino de observar el fenómeno político.

C.     El tercer factor político fue el fin práctico y sus fines para aplicaciones utilitarias. El apoyo de grandes fundaciones  filantrópicas como Carnegie, Rockefeller y más recientemente Ford.

D.    Un cuarto factor es el papel que desarrollo Charles E. Merriam en la presidencia de la American Political Science Association y en la Universidad de Chicago, con él el departamento de Ciencia Política se convirtió en el centro de lo que más tarde se llamaría método conductista  y del cual se formaría una nueva generación que continuarían este ambicioso proyecto.

4.      PRINCIPIOS BEHAVIORISTAS:

A.    La importancia del método: la ciencia política debería volverse más consiente de sí mismo y más crítica con respecto  a su metodología. Sus profesionistas deben desarrollar una mayor familiaridad con instrumentos como el análisis multivariado, las encuestas por muestreo, los modelos matemáticos y la simulación estadística.
B.     Los datos: deben cuantificarse y los hallazgos  deben basarse en datos cuantificables. En el análisis final, el conductismo sostiene que solo la cuantificación puede hacer posible el descubrimiento y establecimiento preciso de relaciones y regularidades.
C.     Búsqueda de un lenguaje especializado.
D.    Negación de toda la política tradicional: la ciencia política debe ocuparse de los fenómenos que en realidad pueden ser observados. Esta conducta puede ser de individuos y/o agregados políticos. El conductismo rechaza el enfoque institucional por que es imposible estudiar la conducta institucional.
E.     El estudio de fenómenos políticos como son y no el valor de estos o como deberían de  ser.

5.      CRÍTICAS AL BEHAVIORISMO:

Como antes, esta critica debe comenzar con la advertencia de que no todos los anti conductistas sostiene este punto de vista y de que pocos se inclinarían por llevar sus argumentos hasta sus extremos lógicos. Con esto en mente podemos mencionar los siguientes:

A.    La ciencia política no es, ni se trata de que llegue a ser, una ciencia en cualquier sentido realista del término, por que los fenómenos con los que tratan los científicos políticos no se presentan a un estudio riguroso. Además la ciencia política no puede sujetarse a los requerimientos de la investigación experimental. No pueden establecerse “leyes” de conducta política para un ser tan sensible como el hombre, ya que es libre de modificar sus acciones para obedecer o violar tales leyes una vez que se hallan establecido.
B.     La conducta política pública solo cuenta una parte de la historia. Para comprender lo que hacen, es necesario ir más allá o detrás de la conducta observable, el anti conductismo sostiene que la mayor parte de la vida política  se encuentra debajo de la superficie de la acción humana y no puede comprenderse directamente.
C.     La cuantificación requiere de conceptos precisos y de una métrica confiable, pero la ciencia social no tiene ninguna de las dos cosas; en cuanto a las matemáticas ¿Cómo podemos reducir a términos matemáticos lo que es a la vez impreciso e inconmensurable?
D.    Los temas políticos significativos involucran temas morales y éticos, si la disciplina diera la espalda a estos asuntos, tendría muy poca justificación para continuar existiendo.

BIBLIOGRAFÍA:

1.      Benson, Oliver. El laboratorio de la  Ciencia Política. Ed. Amorrortu, Buenos Aires, 1974.
2.      David Marsh y Gerry Stoker, Teoría y métodos de la Ciencia Política, London, Macmillan Press Ltd. Pag. 7-13.
3.      Easton, David. Esquema para el análisis político. Ed. Amorrortu, Buenos Aires 1969.
4.      Harto de Vera, Fernando; Ciencia Política y Teoría Política Contemporáneas. Una relación problemática. Ed. Trotta, Madrid. 2005.
5.      Miro Quesada Rada, Francisco; Introducción a la Ciencia Política, T. I y II, Ed. Cultural Cusco, Lima, 1994.
6.      Somit, Albert y Tanenhaus, Joseph. El desarrollo de la Ciencia Política estadounidense. Ed. Gernika, México D.F., 1988.
7.      Van Dyke, Vernon; Ciencia Política: un análisis Filosófico, Ed. Tecnos, Madrid, 1962.



[1] Estudiante de la escuela de Ciencia Política de la Universidad Nacional Federico Villarreal (UNFV); Frank_sanchezcp@hotmail.com; trabajo presentado para el curso “Escuelas y corrientes de la Ciencia Política”, 2011.
[2]  Van Dyke, Vernon. Ciencia política: un análisis filosófico. Pag.177.
[3] Miro Quesada Rada, Francisco. Introducción a la ciencia Política. Pag.76.
[4] Pasquino, Gianfranco. Manual de Ciencia Política. Pag.19.
[5] Easton, David. Esquema para el análisis político. Ed. Amorrortu, Buenos Aires 1969.

INSTITUCIONALISMO TRADICIONAL


INSTITUCIONALISMO TRADICIONAL
Frank Sánchez H.[1]

El Institucionalismo Tradicional ha sido una corriente dominante en el análisis político de Gran Bretaña y Estados Unidos pero se ha escrito poco acerca de él, porque no hubo una preocupación  por la metodología, solo se delimitaban a describir, por ejemplo, el sistema de gobiernos en Francia, empezando por su constitución e instituciones políticas. En este informe analizamos el Institucionalismo tradicional, diferenciando su definición, objeto de estudio, método, teoría y criticas, para una mejor comprensión.

1.    DEFINICIÓN:

De acuerdo con Vernon Van Dyke: “Quienes adoptan un enfoque  institucional encuentran poca dificultad en identificar las instituciones de las que se ocupan. Un gobierno es, en resumen, una institución, y no cabe duda que el  nombre puede ser aplicado con propiedad a muchos de los órganos y subdivisiones del gobierno. Pero si es fácil nombrar las instituciones, es difícil definir el término”.[2] Las instituciones son concebidas a veces como oficinas y órganos ordenados en forma jerárquica, cada oficina y órgano poseyendo ciertas funciones y poderes. Es evidente que a mayor número de rasgos significativos de una institución se identifican mediante esta concepción que considerando los edificios en que están establecidos, pero también en este caso hay algo incompleto y poco realista. Para que exista una institución debe haber personas y no simplemente oficinas y órganos. Es probable que ninguna definición refleje todos los usos del término. Pero como sugiere Vernon Van Dyke, el significado de un enfoque institucional varía con la definición de institución.

Francisco Miro Quesada afirma que el institucionalismo: “estudia los fenómenos políticos a partir del análisis de los textos constitucionales, al sostener que las normas jurídicas constitucionales no son únicamente el reflejo de una concepción político-ideológica, sino que tiene por objetivo encuadrar jurídicamente los fenómenos políticos”.[3]

Sin lugar a duda un criterio más realista de selección nos proporciona una concepción más amplia de las instituciones que por una concepción estrecha.

2.    OBJETO DE ESTUDIO:

El objeto de estudio del Institucionalismo Tradicional, eran las instituciones políticas. El interés de los trabajos legal-formales se circunscribe a un doble ámbito:
a)    Leyes constitucionales, leyes orgánicas o equiparables y sus interpretaciones  en la práctica política, y
b)    Organizaciones gubernamentales formales y el Derecho Público que de ellas emana.

Eckstein señala que “la Ciencia Política surgió… como un campo separado y autónomo, divorciado de la filosofía, la economía política e incluso la sociología la cual puede que haya tendido a insistir en el estudio de los acuerdos de tipo formal-legal”. Si hay algún un objeto de estudio que los politólogos puedan considerar exclusivamente suyo, un objeto que no precisa de las herramientas analíticas de disciplinas afines y que sigue reivindicando una existencia autónoma, este es, sin duda, la estructura política de tipo formal-legal.

3.    MÉTODO DE ESTUDIO:

El método de los estudios institucionalistas son: el descriptivo-inductivo, formal-legal e histórico-comparativo.

a)    Descriptivo-Inductivo: es descriptivo porque emplea las  técnicas del historiador para analizar instituciones específicas en una suerte de  hiperfactualismo, partiendo de estas observaciones, se emplea la inducción para extraer consecuencias de las mismas.

b)   Formal-Legal: la investigación formal-legal hace hincapié en dos aspectos. El primero es el estudio del Derecho Público, de ahí el calificativo de legal. El segundo es el estudio de las organizaciones formales de la Administración Pública. Este doble énfasis confluye, en el estudio  del Derecho Público que afecta a las organizaciones formales de dicha administración, en el estudio de la estructura constitucional.

c)    Histórico-Comparativo: la comparación se halla también presente, puesto que este enfoque sostiene que solo se puede llegar a un conocimiento en profundidad de las instituciones a partir de la comparación entre distintas formas de gobierno, con el fin de aprehender las distintas experiencias  acerca de su utilidad rendimiento y funcionamiento en diferentes contextos.


4.    TEORÍAS DEL INSTITUCIONLISMO TRADICIONAL:

Los autores de este enfoque asumen que el funcionamiento de la democracia, es decir, la vida política de un país se explica a partir de sus estructuras  formal-legales, de sus leyes, reglamentos e instituciones. Asimismo, en cuanto a los valores subyacentes, se asume la defensa de la democracia liberal como ideal normativa.

En síntesis, el enfoque formal-legal “se ocupa de las reglas, procedimientos y organizaciones formales del gobierno, utiliza el  tanto del jurista como del historiador para explicar los  condicionamientos que hay sobre el comportamiento político y sobre la eficacia de la democracia, y promueve la democracia liberal, especialmente el modelo representativo llamado de Westminster” (Rhodes 1997: 58).

Como ha señalado Apter, el enfoque institucional que dómino en esta primera época fue “virtualmente un sinónimo de Ciencia Política, que procuraba resolver el insoluble dilema entre innovación y estabilidad mediante un equilibrio  dinámico  y una política abierta. La opción  global de esta tendencia era la democracia y sus reglas de funcionamiento, pero su explicación se decantaba más hacia la descripción que hacia el análisis, especialmente cuando se enfrentaba a fenómenos no formalizables.

5.    CRÍTICAS AL INSTITUCIONALISMO TRADICIONAL:

Una de las críticas hacia el institucionalismo, es el  proveniente de una nueva corriente, el behaviorismo, David Easton, fue el crítico de los estudios políticos tradicionales, el propósito principal de Easton era desarrollar un marco conceptual sistemático que identificara las variables políticas significativas y las relaciones que se establecían entre ellas. Easton se dio cuenta que el estudio de las instituciones políticas era insuficiente en dos sentidos, en primer lugar, el análisis de las leyes y de las instituciones, no podían explicar las políticas o el poder; en segundo lugar, el hiperfactualismo o veneración por los hechos, implicaba que los politólogos padecían una desnutrición teórica, al rechazar el marco general en el que tales hechos podían adquirir su significado.

Macridis afirmaba, el estudio de las instituciones políticas no era conductista, se centraba en el Estado, cuando lo que estaba de moda era que la Ciencia Política adoptara una perspectiva centrada en la sociedad. Esta nueva ciencia de la política tenía poco que ver con los métodos de la historia o del derecho.

Siendo el objeto de estudio las instituciones, el universo de la disciplina era limitado: las democracias europeas, los Estados Unidos y extensivamente los dominios británicos. Pero, puesto que el análisis de la sociedad quedaba muy alejado de sus preocupaciones intelectuales, la profundidad de los movimientos sociales y las complejas relaciones sociedad política/sociedad civil quedaban, salvo excepciones, minusvalorados. No es extraño que la Constitución de Weimar constituya un punto de referencia fundamental para comprender los objetivos de este enfoque. Al mismo tiempo, la destrucción de aquellos conglomerados legales y del universo político que se intentaba estructurar con ellos, evidencio de forma característica su debilidad y sus límites. La revolución bolchevique y el ascenso del fascismo, que marcaron la crisis de los regímenes liberales, constituían realidades que escapaban a los parámetros del institucionalismo

6.    REPRESENTANTE DEL INSTITUCIONALISMO:

KARL LOEWENSTEIN
Filósofo y jurista alemán, es considerado por una mayoría de expertos como uno de los padres del constitucionalismo moderno. Sus investigaciones sobre la tipología de las constituciones tuvieron gran impacto en Iberoamérica.
Cursó sus estudios superiores en Múnich, donde logró obtuvo un doctorado en Derecho Público y Ciencias Políticas. A la llegada del Régimen Nazi, se exilia en Estados Unidos, donde realiza su mayor labor doctrinaria.
Loewenstein es de clara orientación liberal, lo cual se plasma en su obra, la teoría de la constitución, establece que existen muchos tipos de constituciones, pero que una verdadera constitución es aquella que, además de contener normas sobre los poderes supremos y garantías esenciales, debe encarnar los más profundos valores de la democracia y la realidad del grupo de gobernados al cual se impondrá. A esto se le denomina clasificación ontológica.
Así, Loewenstein considera tres tipos de constitución:
1.    Constituciones originarias y derivadas: Constituciones originarias son aquellas cuyo contenido ha sido verdaderamente innovador en la historia del constitucionalismo; así las que introducen instituciones o soluciones en la historia no ensayadas antes, o las que inauguran una doctrina o un espíritu nuevo. Como referencia muy indicativa tenemos:

La Constitución Norteamericana de 1787 -La Constitución Francesa de 1791, de 1793 y la Carta de 1814 (también francesa), Las Constituciones Napoleónicas, La Constitución Belga de 1831 -La Constitución de Weimar de 1919, Las Constituciones Rusas de 1918 y 1924.

Constituciones derivadas son las que siguen en sus rasgos básicos y fundamentales los rasgos constitucionales originarios. Lógicamente la mayoría de las Constituciones existentes son derivadas. Y, en concreto, las europeas posteriores a la Segunda Guerra Mundial se asemejan notablemente en aspectos parciales.

2.    Constituciones ideológico-programáticas y utilitarias: Son Constituciones ideológico programáticas son aquéllas que en su articulado llevan una carga de ideología, y se esfuerzan además por mostrar que el Estado que entonces se constituye defenderá un determinado 'credo'. Así las primeras Constituciones, surgidas en plena euforia liberal y teñida por tanto de esta ideología (francesa de 1791, española de 1812, belga de 1831), las Cartas fascistas y las Constituciones socialistas. Son Constituciones utilitarias las que presentan un mero cuadro estructural y funcional de la máquina estatal. No puede decirse que carezcan en absoluto de ideología, pero sí que presentan muy diluida su intención ideológica.

3.    Clasificación ontológica: En atención a la eficacia real del texto constitucional y a la forma en que es asimilado por el cuerpo social, Loewenstein distingue entre:

a)    Constitución normativa: aquella que de hecho se cumple, y es sentida y vivida tanto por los titulares como los destinatarios del poder. Es normativa porque sus preceptos rigen, norma efectivamente el proceso político, de modo que son eficaces y se cumplen.
b)    Constitución nominal: aquella cuyo texto, por falta de condiciones adecuadas o de preparación del cuerpo social sólo es nominal y no se aplica realmente. Con todo, puede tener un valor educativo; es un instrumento más en el proceso de educación popular, que, con el tiempo, podría llegar a convertirse en Constitución normativa.
c)    Constitución semántica: también llamada pseudoconstitución, aquella que es aplicada, pero no tanto para regular el proceso político cuanto para formalizar y legalizar el monopolio de poder de determinados grupos sociales o económicos. Estaríamos ante un disfraz constitucional.

Por otra parte, Loewenstein descartaba la posibilidad de construir una constitución ideal a partir de la teoría; así decía que una constitución ideal no ha existido jamás, y jamás existirá.
  
Régimen político

Para Loewenstein, los regímenes políticos se clasifican en:

a)    Autocracias: El poder se concentra en unas pocas personas, no están sometidos a mayor control y no reconocen el principio de soberanía popular. Incluye en este grupo a las monarquías absolutas y ciertos regímenes presidenciales con fuerte autoridad ejecutiva (hiperpresidencialismo  o bonapartismo).

b)    Democracia Constitucional: El poder es la expresión de la soberanía popular, ya que son elegidos popularmente y están sometidos a controles para que se mantenga el Estado de Derecho. La mayor parte de las repúblicas y algunos reinos caben en este grupo.

Según Loewenstein, esta clasificación no debe hacerse solamente mirando las leyes que regulan tales institucionalidades, sino también a las prácticas que se observan, ya que la sola existencia de una constitución no es suficiente para catalogar a un gobierno como democrático o autoritario.

BIBLIOGRAFÍA:

1.    David Marsh y Gerry Stoker, Teoría y métodos de la Ciencia Política, London, Macmillan Press Ltd. Pag. 7-13.
2.    Harto de Vera, Fernando; Enfoques principales en la Ciencia Política contemporánea.
3.    Miro Quesada Rada, Francisco; Introducción a la Ciencia Política, T. I y II, Ed. Cultural Cusco, Lima, 1994.
4.    Peters, B. Guy; Institutional Theory in Political sciencie. The new institutionalism. London, Pinter, 1999.
5.    Van Dyke, Vernon; Ciencia Política: un análisis Filosófico, Ed. Tecnos, Madrid, 1962.



[1] Estudiante de la Universidad Nacional Federico Villarreal, Lima-Perú, Escuela de Ciencia Política base 2009, frank_sanchezcp@hotmail.com.
[2] Vernon Van Dyke, Ciencia política: un análisis filosófico. Pag.153.
[3] Francisco Miro Quesada Rada, Introducción a la ciencia Política. Pag.76.